¿ENSEÑAR A APRENDER Ó A OBEDECER?
ACTIVISMO Y PARTICIPACIÓN
Bramdon Fernando Hernández Bautista.


Si bien es cierto que, como Fernando Savater lo refería, son los <<poderosos>> quienes dictaminan lo "correcto e incorrecto", lo "bueno y lo malo", lo "moral e inmoral", así como lo que se debe enseñar a la sociedad, en función a las necesidades y tiempos del contexto, teniendo así una gran línea del tiempo que puede darnos muestra de los significativos cambios que, en materia educativa específicamente, hemos vivido en la sociedad mexicana.
Desde el pudor para tocar temas como la sexualidad, hasta el mensaje subliminal de los roles de género allá por los años 50's, 60's, 70's, 80's y hasta 90's, llegando, al hoy por hoy gran dilema nacional, que se tiene por los <<adoctrinantes libros de texto>> que la Secretaría de Educación Pública emitió para el ciclo 2023-2024.
Dicho esto, es bien sabido que gran parte de los cambios realizados en nuestros planes y programas de estudio, además de tomar en cuenta la cultura y contextos del momento, van encaminados en atender lo dictaminado en el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno en curso, verbigracia, en el establecido por el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto, y parafraseando para mayor entendimiento al lector, buscaba formar ciudadanos competentes que, al egresar del nivel básico obligatorio, pudieran insertarse al sistema laboral para ser productivos ante la sociedad. Curioso, ¿verdad?, porque o mucho me equivoco e interpreto exageradamente o eso me suena a prepararte justamente para que ingreses a mis filas laborales con las "competencias" que te hagan un trabajador sublevado a lo reconocido como <<ciudadano competente>>.
Caso contrario, verbigracia, a lo que ocurre con el Plan Nacional de Desarrollo de este gobierno, que enfoca, más allá del acceso a una educación superior por derecho para todos los mexicanos, en poner en marcha programas y proyectos que apoyen económica y profesionalmente (a través de la adquisición de una supuesta experiencia), a los jóvenes para continuar su sendero académico y verse inmersos, con mayores oportunidades, en el campo laboral. Becas por doquier, el famoso <<Jóvenes Construyendo el Futuro>> que, personalmente, yo llamaría <<Jóvenes Paracaidistas del Futuro>>, ya que en carne propia vi la gran cantidad de egresados que únicamente iban a "firmar la asistencia" semanalmente, cuando se tenía auditoría de supervisión o cuando la institución realmente necesitaba presentar rendición de cuentas sobre estas personas, pero que jamás hicieron un trabajo real o que les abriera la brecha a esa "experiencia adquirida para el trabajo"; así como casos también de sobre explotación de estos becarios, que desembocada en bajas imprevistas por sus centros de trabajo, uno o dos días antes de la fecha del pago mensual; hasta la emisión de estos nuevos libros de texto que tanto revuelo ha generado en todo el país, en redes sociales y hasta en amparos presentados ante el Poder Judicial, tema sobre el cual, como profesional de la educación, podría tener muchas opiniones, mismas que me reservaré, dando lugar a 3 preguntas, mismas que ayudarán más para la construcción de éste escrito:
1-¿Por qué empeñarse en retirar, de una u otra manera, tópicos en diversas asignaturas?
2-¿Era necesario tomar ejemplos tan drásticos sobre temas que, pedagógicamente, son "precoces" para cierta edad en los educandos?
3-La Nueva Escuela Mexicana, ¿Modelo educativo o discurso y réplica de <<Pontífice del Abrazos VS. Balazos>>?
A este punto, es claro como indirectamente, sin importar tiempo, colores, partido, persona abanderada o cualquier fenómeno social presente en el contexto de nuestro país, en nuestras aulas, en ese llamado <<curriculum oculto>>, al que todos y cada uno de los profesores y las profesoras nos sometemos en nuestra praxis, se sigue una guía fundamentada, cambiante en cada sexenio, por la SEP, para "enseñar e instruir" a los ciudadanos, ¿Pero a qué? Sin generalizar, existen aún muchos profesionales de la educación que basan su ejercicio docente en la" toxina errante del sistema" que se mantiene, así pasen un sin fin de planes, programas y modelos de enseñanza-aprendizaje, en las aulas, y replican el robotizar al estudiante para que repita tal cual un concepto, de acuerdo al libro de texto o misma palabra del docente; creer que un salón en total silencio es equivalente a orden y calidad de cátedra; que el cumplir en tiempo y forma con determinadas evidencias de aprendizaje es equivalente a un 10, en contraste con aquel estudiante que es capaz de generar un nuevo concepto y explicar, sin replicar, un tópico; por mencionar algunos ejemplos. Indirectamente envían un mensaje a cada estudiante, donde le hacen meterse un chip en su psique acerca de lo "mal" que pudiera estar, quizá, cuestionarse lo que el docente o la información a la que acceden puedan decirles, además de que "encajar en el sistema" es y será seguir las órdenes e indicaciones de un superior, que si bien, en el ámbito escolar será la figura del docente, en la vida adulta ésta será sustituida por la de un patrón o patrona, hablando laboralmente, generando así personas sumisas, conformistas y, me atrevería a decir, <<ovejas>>. Y no, esto no es el inicio de un "manifiesto anarquista y convocatoria al derrocamiento del Estado", sino más bien una reflexión para el lector acerca de cómo nuestro sistema educativo, ha estado influyendo en la manera de formarse de cada ciudadano mexicano, con el único propósito de cubrir con lo dictaminado por el ideal de cada gobierno, y su interés en generarle al Estado los beneficios económicos, sean cuales sean a través, por supuesto, de su fuerza pública de trabajo. Esto aunado, claro, a la poca o mucha injerencia de la considerada primera institución moral que conoce el hombre: la familia. Y, claro está, de su aprendizaje a través de la socialización en su contexto inmediato, como lo afirmaba Lev Vigotsky.
La comunidad educativa podría refutar diciendo: existen tal o cual competencias que establecen que el estudiante será generador de su conocimiento, discriminar la información a la que accede, se volverá autodidacta para investigar más información fuera de la opinión docente o libros de texto, etc, etc. Pero ¿en qué sociedad utópica viven, donde el deber ser>> se cumpla al pie de la letra?De lo contrario, no tendríamos el enorme problema de rezago educativo que hemos arrastrado durante tantos años, así como otras necesidades y problemáticas de la educación pública actual.
Entonces, si pese a tener en papel lo que se debiere hacer en la práctica docente para esa
tan soñada armónica sociedad, con "calidad educativa" (definan calidad, porque es sumamente complejo aplicar un medidor de ésta en la educación), se sigue robotizando ciudadanos para que, fuera de las aulas, sean personas que van con el sistema, sin réplica ni desobediencia, aunque esto implique callen posibles abusos, no sólo contra sus derechos (amigos abogados, ahí entran ustedes) , sino contra su ser, existencia y metas de vida, teniendo, gracias a ello, elevados números de gente con ansiedad, estrés, intentos de suicidio y más conflictuaciones psicológicas, hemos de responder a nuestra pregunta que da título a este texto: Se sigue enseñando para obedecer, y no para aprender. Y hasta que la situación no cambie, la respuesta seguirá siendo la misma, tan solo écheles un vistazo a los jóvenes primerizos en un empleo, y tras ese análisis que, podría ya presagiar cual será, sería menester preguntarles, tal como un terapeuta hace con un paciente para iniciar su expediente, ¿Cómo fueron las experiencias en tu trayecto formativo?, y ahí podremos dar razón, o no, a lo aquí expuesto, para sensibilización y concientización social.