Cerrando filas.
Morena a futuro y el reto de la firmeza.
Josué A. Puebla.
11/16/2023
Al interior de la izquierda nos estamos acercando, cada vez más, a un punto de inflexión, en donde las definiciones se harán necesarias para el futuro, y con esto reflexiono sobre ¿Qué camino tomaremos?, no solo en la 4T, sino en todo el movimiento de izquierda; optamos por seguir con el pragmatismo político, el que tolera la incongruencia a cambio del utilitarismo, o nos volveremos hacia el cierre de filas, el sobreponer los ideales ante todo. Nuestra derrota moral, y posteriormente política-electoral, ha sido consecuencia del primer sendero, tal vez sea hora de tomar la segunda vía, de preservar nuestras convicciones, en función de un futuro creíble y estable.
Hablar de un derrotismo en la izquierda mexicana puede llevar consigo el señalamiento de una contradicción, “¿Cómo puede ser eso posible, si hoy MORENA domina?” A lo que respondo, no hay mayor ejemplo de esta derrota que la situación actual que vive el PRD, lo que antes fue la gran fuerza de izquierda de México, ahora está en riesgo de desaparecer, su influencia política es mínima, basta con comparar los datos electorales que tenemos de 2012 a 2018. En el primer año (2012) el PRD representó en las elecciones presidenciales el 22.18%, el tercer partido más votado, y coalición, alcanzó el segundo lugar con 11,122,251 sufragios. En 2018 el panorama cambió, obtuvo solamente 1,062,715 votos representando únicamente el 2.83% de la intención de voto.
El hecho de que el gran partido de izquierda mexicano haya sucumbido de tal forma debe verse como lo que es: un fracaso para los movimientos progresistas y sociales de nuestro país, y como una lección de la cual debemos de aprender.
El PRD tuvo varios errores que lo llevaron al punto en el que hoy se encuentra, pero el mayor de todos fue el apostar por el pragmatismo voraz antes que por la defensa de sus ideales, y la evidencia de ese acto es concreta; “El Pacto por México”, su alianza con el PAN en 2018, y su evolución en años posteriores “Va por México”, añadiendo ahora al PRI, ambos rivales históricos, panistas siendo el extremo contrario y priístas siendo los enemigos a vencer.
El pragmatismo por sí mismo no es un error, todos los partidos y movimientos políticos, en tal o cual momento, beben de él, por lo cual mi argumento no gira en torno a una especie de puritanismo ideológico, sino que pienso en los excesos de este paradigma y sus consecuencias. La finalidad del pragmático es la negociación, y en último término el utilitarismo, que lo que predica es una ética en torno a los resultados. Llevados al exceso ambos pensamientos pasan por encima de cualquier previsión moral o de mínima congruencia, y como consecuencia, a la pérdida de la ideología, y un partido o un movimiento desprovisto de tal característica pierde total legitimidad, tal como el PRD ahora.
El hecho de que el gran partido de izquierda mexicano haya sucumbido de tal forma debe verse como lo que es: un fracaso para los movimientos progresistas y sociales de nuestro país, y como una lección de la cual debemos de aprender.
MORENA ahora se halla a prueba, pues se enfrenta al dilema de recaer en la experiencia perredista o de aprender del. Al día de hoy, el partido aún cuenta con un liderazgo que contribuye a su legitimación, y que tuvo la fuerza de hacer de aceptación general la llegada de perfiles de múltiples partidos, muy cuestionables desde mi punto de vista, pero que, en un afán utilitarista de consolidar al movimiento en el sistema, fueron necesarios, puesto que en un sistema político tan rígido cómo el mexicano, el lograr incrustarse en él sin permitir la llegada de políticos ya inmersos en sistema, implicaba la exclusión del mismo.
Ahora superada esa etapa podemos retornar a la visión deontológica de la izquierda, con aquellas categorías éticas que guían el progresismo, pues no valdrá la pena el desdibujamiento ideológico que conlleva el perfilar a quienes se perciban más útiles, y aún más si existen quienes igualmente pueden ganar, y que resultan más coherentes con los ideales de la izquierda, es momento de confiar en nuestros cuadros, de profundizar aún más en los cambios hechos, ha llegado la hora de cerrar filas.